Frente a las costas de Túnez han perdido la poca vida que traían más de un centenar de personas bajo las aguas mediterráneas. ¿Trágico? Poco si nos fijamos en los medios de desinformación masiva. Tienen la desventaja de que su fatal desenlace apenas llega a merecer un pequeño titular en los noticieros, a pesar de atañer a todos los que vivimos en este norte rico en plena decadencia. En sus tierras hemos montado un festival de bombas que no matan pero asustan, una guerra que no es guerra porque lo dicen los encorbatados que no sacan la nariz de sus sillones ni para respirar. Venían huyendo a probar sus esperanzas, venían, porque ya no llegarán nunca, lo harán otros igualmente apurados por nuestras comodidades para engordar las estadísticas de indeseables, indocumentados e ilegales.
¡somos unos desgraciados!
David Gamella
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