viernes, 31 de agosto de 2012

Las gaviotas no quieren CARNE CRUDA

Estaban tardando mucho, aunque se las esperaba.
Han llegado al amparo de las sombras vacacionales, cuando los marineros están descuidados de sus redes y los aparejos descansan en las cantinas.
Las gaviotas no han podido con más carne recrudecida.
Sus paladares están hechos a la carnaza deshuesada que sus vasallos regurgitan como marketing para masas embrutecidas. "Subamos la dosis tonadillera, recarguemos la franja deportiva, hagámonos un Sálvame y de postre retransmitamos la corrida".

Radio 3, la emisora que hiciera vanguardia se baja definitivamente los pantalones, sacando de su retaguardia engrudo filtrado por la voz adulterada del partido. Sus pasillos se han poblado de besanillos perrunos que obedecen la voz del amo con alegría circense, olvidándose, si lo hubo, de la independencia del periodismo. 
  
Radio 3 agacha el micrófono, se aprieta la peineta y mira para otro lado: "viólame, pero sólo un poquillo". Hoy escupe al cielo cortando el micro a JAVIER GALLEGO CRUDO, dueño de la carnicería, quien tras tres años de emisión cumbre ofreciendo arte, profesionalidad, argumentos dignos, lucha social, compromiso ético y voz a los que la tienen secuestrada, con forma de radio, ha hecho de su tiempo un espacio de resistencia. Programa tras programa jamás han claudicado los que cocinaban cada encuentro, jamás han consentido frivolizar con el tiempo presente, llenar las ondas de adormidera y ser dóciles como la mayoría. Su radio ha sido nuestra radio, su voz ha sido nuestra esperanza y como eso hace daño, como toda llamada a la acción del pensamiento libre, directamente lo erradican, pues es lo propio del totalitarismo chusquero que entiende por democracia la frescura de un erupto. 

La lección que quieren propugnar está clara: si hablas te capo, si respiras más de lo que dice el manual, te entierro, si osas mirar mi herrumbre blanqueada te pongo en el rodillo, si vives, te mato.
Y ahora estarán corriendo por los desvanes del Ente Público buscando kilos de maquillaje caducado para engordar los índices de audiencia antes de salir en antena. Con algo tienen que pagar a los vasallos que como ratas prefieren quedarse en la bodega.
Hace días que tapié mi radio porque no dejaba de soltar unos "hilillos de plastilina" que terminaron siendo chapapote. 
Ahora busco con mis propios medios, otros bancos de panes y peces a salvo de fauces emplumadas, deseando se les colmen los sueños de oyentes en fuga hasta dejar el contador a cero.
DG

Algunos aportes:
revista Rolling Stone
despedida personal de Javier Gallego

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