Cosima Dannoritzer, directora del documental:
1. ¿Cómo se le ocurrió la idea de hacer este documental?
Quería separar las muchas leyendas urbanas que existen de los hechos. Se habla de una bombilla que no se gasta, de un coche que funciona con agua...
2. ¿Qué es lo más preocupante?
Dos aspectos. El primero es el medioambiental; se generan demasiados residuos. Sólo con que cambiáramos de móvil cada dos años en lugar de cada año, reduciríamos los cerca de nueve millones de toneladas que se generan en Europa, el 75% de las cuales va a parar ilegalmente a países del Tercer Mundo. El otro aspecto es plantearnos si no será ya demasiado tarde para cambiar.
3. ¿Siente que nos están tomando el pelo?
No, por la sencilla razón de que lo permitimos. Todos participamos en el juego del consumismo. Por ejemplo, nos encanta ir de compras. Y es cierto que cada modelo tiene algo nuevo que no tenía el anterior, pero no hace falta ir tan deprisa. Cuando nos aprendemos el manual de instrucciones de un aparato ya lo tenemos que cambiar. Por otro lado, estamos tan absorbidos que cuesta pensar de otra manera.
4. ¿El documental es una denuncia?
No. Sólo pretende motivar al espectador, que debata, busque ideas y se apunte a proyectos. Se trata de plantearnos que las cosas podrían funcionar de otra manera. También pretendo que la gente se lo pase bien, claro.
5. ¿Es optimista ante el futuro?
Sí, porque hay mucho interés. En el documental aparece gente que ofrece alternativas. He oído que Ikea vende ahora un mueble para que lo hereden tus hijos, eso es una gran noticia.
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