La lección de vida nos la siguen dando los pueblos que aun no se han sometido a las mezquindades de las grandes corporaciones y el consumo masivo. Allí donde ven que sus pocos derechos son socavados y violentados no dudan en poner patas arriba lo establecido por la normalización de quienes les gobiernan. Luchan, se alzan, reniegan y gritan; todo lo contrario a lo que hacemos en sociedades como la nuestra, que traga con todo tipo de recortes y vejaciones. Debe ser que ya no tenemos memoria del alto coste que ha tenido para las generaciones pasadas el alcanzar los logros sociales y laborales que ahora dilapidamos sin pestañear; por eso dejamos que tanto sindicatos como gobiernos se rindan al mandato de los mercados monetarios. Sin ir más lejos, Nissan fabricará un nuevo coche con la aceptación sumisa de sus trabajadores a reducir sueldos y derechos, aumentando además sus horas de trabajo (y quien diga que no, queda excluido del festín, sólo nos dejan la opción de sálvese quien pueda). Si esto lo hiciera un tipo con bigotito y por decreto no quiero ni imaginar lo que gritaríamos.
De todas maneras RAMÓN LOBO lo cuenta mejor en su blog:
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