ManipuLULACIÓN Nausiática
Ya no me asombra, aunque aun me cautiva, el reavivado juego nacional-independentista que reemprenden, tanto los medios de comunicación como los próceres políticos de una y otra tendencia con la tan traída y divulgada separación de Cataluña. Tertulias, columnas, expresiones populares, declaraciones partidistas...
Los actos de las personas pueden estar encaminados hacia la consecución de un mundo más acorde y armónico, más humano, o hacia la siembra de rencores, heridas y segregaciones por cuestión de identidad, ideologías o sentimientos, siempre mecha de futuros problemas. Creo que esos medios (de masas) actuando como comparsas del político de turno y cual animales, ayudan a delimitar cada uno de los territorios de influencia, controlando y emponzoñando los ánimos y las mentes. Alzan banderas, llaman a la revuelta, ponen rostro al enemigo. Caldean, enervan, vierten soflamas, pero con la misma irresponsabilidad y despreocupación de quien se empleara a fondo en un intrascendente videojuego. Sus titulares delimitan unas líneas de poder e influencia irreales, diseñadas en los despachos y que sólo serán plausibles si al otro lado logran crear ese OGRO a quien derrotar, esa idea por la que ser obediente a las proclamas dictadas, a un mensaje, a una mentira. Y el movimiento social esperado se producirá si se logra hacer creer que hay un afuera maligno y temido, cuya amenaza crece a medida que los miedos van calando hasta los tuétanos. Para ellos se hace imprescindible ese afuera increíblemente avieso que incite a la resistencia numantina, a la unidad sanguínea, al sentimiento de pertenencia a unas ideas en toda medida políticas. Cuanto más aspecto demoniaco y castigador, mejor. Cuanto más victimizados se sientan los propios lobotomizados partidarios, más empeño encarnizado pondrán en toda lucha.
La pregunta que no logro despejar es ¿Qué consiguen los manipuladores de uno y otro bando? ¿Cuál es el beneficio personal, cuál la plusvalía? Porque, ¿ninguno de los militantes esperará mejoras sustanciosas en sus vidas por partirse la jeta, no?
Unir – separar. Enfrentar - acordar. Respetar - insultar. Vida polarizada, vida crispada que no ha aprendido nada de la locura nazi, de Chechenia, de la ex Yugoslavia, de Ruanda, de Sudáfrica y de tantas capitales del horror en las que precisamente la vida se ha contaminado de nociones de muerte y obsesiones persecutorias, de fantasmas y estulticia. El género humano, estúpido por naturaleza, no aprende, no ve, camina en círculo.
No son tiempos para pasar facturas, no es época de escatimar tolerancias. Respiro el mismo aire que los del norte y los del sur, mis células, más o menos sanas, pertenecen al mismo organigrama estructural humano, mi mirada percibe el mismo mundo, mis manos tocan la misma tierra y mis pasos quieren avanzar sin pisar la piel de otros.
David Gamella
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