lunes, 28 de enero de 2008

¡Cuánto en falta te echo!

¡Cuánto en falta te echo, tiempo de trabajo! Tiempo a las artes dedicado en un mar de restos, ideas y encuentros que a luz sueños daban. Horas entregadas, con música de fondo, a la forma, al concepto, a la suerte y al sentimiento; jornadas todas ellas inacabables, plenas, fértiles en los injertos y gozosas por los frutos. Volveré, seguro que volveré por esos fueros al cauce del no saber-haciendo, a la pauta del pensiero, al lugar donde todo cabe, incluso lo no cierto. Mis manos están hábidas, los cuadernos se desbordan ya de líneas y el alma lo llevo primaverado de tan largo barbecho. Quiero quitar, poner, juntar, dislocar, ensamblar y trasvestir, poner reorden al desorden y limar, pulir, clavar, revertir, dar a este urbe mundanal, nombre, espacio y grito. Quiero volver y volveré pues echo en falta el tiempo creador en la horma de mis manos.

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