jueves, 10 de diciembre de 2009

¿Cambio de conciencia?

Demostrada reiterada y arrogantemente la capacidad improvisatoria y arbitraria del señor (y su banda) que preside el desgobierno de este país, tierra, por otra parte, anclada en la chirigota, el mamoneo y un analfabetizante barullo del cual parece misión imposible despegarse ¿qué nos deparará la anunciada llegada del otro señorito pastelero?, el que escurridizo cual carpa, va diciendo de tapadillo mentiras a medias sin acertar a decir medias verdades, a expensas, eso sí, de sopesar votos y halagos que le regalen su ansiado trono (que una jubilación como las suyas yo quisiera).

¿Volveríamos a la misma tienda que intentara estafarnos por segunda vez?

…Más de lo mismo me temo.

Es decir, que seguiremos, cual chancleta playera a merced de las olas, al calor del sol que más nos tueste (y ya van subiendo los grados). Continuaremos abonados al reino de la ignorancia, la chufla y el futboleo que los medios de comunicación nos programen, que boca para eso y para más tenemos. Hipnóticos consentiremos nuevamente abandonar a la deriva la imperiosa necesidad de crear una educación cuerda, el valor de no perder el trabajo digno (y bien hecho) y correctamente remunerado, la toma de conciencia de que nuestras lujosas vidas subdesarrollan diariamente a otros, la importancia de mantener una justicia despolitizada y planteada de cara al débil o el urgente cuidado que este planeta condenado al suicidio necesita… Las discordancias, las disonancias ya no nos inmutan, los chirríos de la calle, de eso que llaman (efumísticamente) tejido social pasan desapercibidos. ¿Para cuando un cambio de conciencia global?

Pero ¡Quietos! No nos alarmemos. Cuando tengamos ya todo bien apuradito, aquí, arrogantes españolitos como somos, pediremos otra ronda y que siga un poquito más el cachondeo, no vayamos a tener que hacer algún esfuerzo.

Oé, oé oé oeeeeeeeeeeeé.

David Gamella

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