miércoles, 2 de marzo de 2011

ParaDOS, más o MEMOS

El recetario popular de dichos tiene varias frases similares a esa que dice: "de aquellos lodos..." Está tan impresa en nuestro ADN español, que parece que no nos la quitaremos de encima ni con estropajo. El cuerpo de parados, que no son números sino personas, siguen creciendo y sacando de los goznes a quienes antes articulaban este tejido social, ahora harapiento. Las estadísticas, las miremos por donde las miremos confirman eso que Dahrendorf daba en llamar algo así como el excedente moderno. Literalmente sobramos cada vez más gentes. Sobramos seres humanos en un sistema comandado por el interés personal por el sacrosanto dinero. Sólo progresa lo que da dividendos. Continuamente se nos cuelan en el vocabulario de andar por casa términos (económicos) que antes no se estilaban. Ahora hablamos de flexibilidad laboral (léase facilidad de despido), productividad (léase trabajar más horas por menos sueldo), desaceleración económica (léase que ni para pipas) y de no se cuantas gaitas más pero trabajo, lo que se dice trabajo va quedando menos. Lo peor es que no tiene pinta de ser recuperable, es decir que los mecanismos de reinserción están obsoletos y sin engranajes. Al que le toca, se queda formando parte de una nueva clase social sin vías de reciclaje posible. Toca conjugar el verbo espabilarse.
Y hoy, y mañana y luego, los que manejan el barco y sus analistas, nos inflarán la cera de los oídos con maquillaje verbal y porcentajes con los que tapar sus pustulas, ya que apenas les quedan vergüenzas. Acumularán más despropósitos, afilarán sus torpezas, para que prosiga esta demolición programada ante la que todos ponen cara de sorprendidos.
Vivimos un tiempo decadente porque nos lo hemos currado a base de desgana y desinterés, a base de ignorancia y cigarreo (de cigarra). Producimos la nada, tenemos castillos en el aire que no podemos seguir manteniendo y remontar nos exige dosis de conocimientos, responsabilidad y creatividad que no se sabe si tenemos.
Mientras tanto, seguimos viendo cómo salen corruptos debajo de cada piedra, cómo se parchea y chapucea (deporte nacional por excelencia) para hacer como que se hace por solucionar cosas, cómo se pierden los logros sociales de años, cómo se castiga y frena a los emprendedores, cómo se les quitan ayudas a los investigadores, cómo se impone un severo régimen al sistema educativo, cómo salen de rositas los banqueros (los mayores delincuentes de nuestros días e instigadores de estos cambios), cómo se pierden derechos laborales... y al tiempo que nuestra tasa demográfica cae por los suelos (veremos las pensiones) el nivel adquisitivo le sigue a la baja y los potentados empiezan a frotándose las manos porque al fin logran tomar distancias de esa apestosa subclase que les incomodaba en la nuca.
Más parados, pero quizá sea lo de menos.
DG

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