miércoles, 29 de junio de 2011

Nuestra DESGRECIA de GRECIA

La próxima estación de este túnel está cerca de dejarnos a los pies del Titanic. El aire, como un saco de tornillos, se hace intragable. El rictus de los rostros fragua las expresiones más encorbatadas, las otras no tienen ni esa posibilidad. Las piedras mientras tanto vuelan provocando que los pájaros no sepan donde poner el nido. Grecia se seca al sol de la DESGRECIA que le han trenzado. Su mal interior exportado alimenta la cancerígena economía periférica que aprovecha cualquier descuido para hacernos bailar sus charangas a ritmo de titulares ensombrecidos. Su realidad realiza nuestras vidas.
Las avaricias nunca fueron buenas consejeras de viaje, la mercantilización supina ya no vende y al Euro le sobran metástasis. ¿Creen que les importa algo eso? El paisaje cambia velozmente bajo un clima inclemente que fabrica desiertos de diseño cubiertos por el mantel televisivo. ¿Tendremos qué ponernos?
Revisando notas que le tomé prestadas a Z.Bauman, a JL. Sampedro, a N. Klein y a R. Dahrendorf, confirmo cómo su sabiduría se hace carne doliente en las calles con la vuelta de la feudalización a nuestras vidas, pero corregida y aumentada por los patrones de la globalización económica. El estado conocido de las cosas y nuestra visión de las mismas están siendo corregidos, los cauces de la vida que creímos, desviados a pozos sin fondos y redibujados a un único trazo los perfiles del futuro presente. Un poco de caos por aquí, unas cuantas dosis de miedo por allá, precariedad, arbitrariedades y unas pizcas de trato despótico con sabor cínico bastan para tener preparado el aderezo con el que aromatizar el nuevo orden mundial, del que Grecia tan sólo es el escenario prestado de la gran farsa.
En esta partida somos cada vez más peones sobrantes y desocupados fuera de fila, frente a unos alfiles, con las porras recién afiladas, orquestados como canes para tocar el concierto de los cuatro reyes solaces que ejercen de reinonas, entregados entre risas y copas al deporte elitista del pateo al ciudadano a lomo de sus caballos.
El invento de las desigualdades les ha fallado y sus piezas huelen a muerte sin reparo. El sistema se apellida insostenible y no puede desclavarse la esquela. Las posibilidades de salvación son sólo otra mentira más del menú del día de los telediarios. Se acabó el pastel y no se si vamos a tener velatorios y fosas comunes para tanta colateralidad injusta en los daños.
Deseo que no se nos enquiste del todo la DESGRECIA en la garganta como para quitarnos de cuajo la mirada, compañeros. Yo dejo por ahora la tecla y me vuelvo a la escuela de la tierra para darme otro baño de campo en las manos; allí las reglas son crudas pero veraces,pues responden al sudor y al esfuerzo con lealtad lógica y agradecida.
David Gamella.

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