jueves, 2 de junio de 2011

Vivir en el no pasa nada, parece servir como la única verdad. El listado de acontecimientos diarios, públicos o no, en los diversos campos de la vida cotidiana demuestra que eso de la justicia, entendida al menos como reparación del agredido, apenas existe, apenas llega. Ahora destacan los productos del campo, pero otras veces las víctimas de estafas, de tramas políticas, de presiones mediáticas, de grupos de opinión, de objetivos empresariales, de desmanes educativos, de intereses económicos, de amigismos y enemigismos varios, de venganzas... El caso es que no varía nunca la estructura del campo en posición vertical: siempre unos arriba, siempre unos abajo. Y ya podemos hacernos a la idea de a quien le gotean las humedades, le caen las migas, le aturden las pisadas fuertes o soporta las miradas de superioridad. Aguantar, aguantar y aguantar, porque las protestas, las denuncias y las cacerolas son siempre ecos mudos que apenas mueven las hojas caídas en la calle.
DG

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