Pitada y cacerolada incesante la que he vivido en el centro de Madrid. Miles de allegados al sistema educativo público (unos 10.000) hemos rugido sobre el asfalto diciendo que con esta cuestión tan seria no se ESPEcula.
Los planes destructores de la Consejería de Educación (podrían cambiarse el nombre) tienen previsto el desmantelamiento del sector escolar al que libremente la ciudadanía tiene acceso sin enseñar la cartera, la ideología, la alcurnia y el abolengo. Con ello, como ya empieza a verse por debajo de la puerta, podrá entregar a los grandes empresarios, sobre todo del ladrillo (no hace falta dar nombres), el rico pastel educativo que es goloso como ninguno, ya que tiene clientes asegurados al menos durante 16 años y garantiza el control ideológico y actitudinal de los futuros consumidores.
Cuando el PP gane las elecciones cambiará seguramente la ley y todo será un camino de rosas y risas para sus colegas de cenáculo.
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