Los deseos elitistas que quieren imponer una parte de nuestros gobernantes, más que liberales, libertinos, van materializándolos desde abajo, sembrando recortes educativos. Saben que sus brotes se verán con los años, por lo que no hay tiempo que perder.
Los aludidos no toleran que los beneficios económicos tenga un reparto equitativo, que las ventajas alcancen a todos aunque sean un derecho, que la frescura monetaria haga menos áspera la vida de la mayoría de ciudadanos. ¿Dónde quedaron las diferencias de clase?
La crisis ha sido el correctivo específico diseñado para reconducir la incomoda deriva que habían tomado las economías occidentales: estábamos viviendo demasiado bien incluso los menos favorecidos y eso era inaceptable para los impolutos ricos; ¿Cómo distinguirse entre el hedor de la clases medias?
Llegadas de no se dónde, pero malintencionadas, las tuneladoras más caníbales del mercado han empezado a dragar el terreno. Precisan soterrar los conductos formativos, antes visibles, para canalizar y derivar según convenga a los educandos.
El objetivo es segregar con criterio monetario evitando de esta manera la opción de dar opciones, levantando un aséptico muro salvador entre elegidos y despreciados. Si el bolsillo te pesa, "osea" pasas. Si por contra andas escaso de liquidez, te aguantas las ganas y mentalízate de que serás ignorante sirviente de los de dentro. Las buenas plazas, la buena formación, la capacidad de elegir será para las "buenas gentes" (de Dios).
¿A qué recuerda todo esto?
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