Asistimos a unos cambios en los gobiernos europeos que asustan por el modus operandi empleado y por la narcótica aquiescencia de sus respectivos pueblos. Los nuevos mandatarios viene de no se sabe dónde. Aparecen tras la cortina del escenario público y hacia él giran los focos, los aplausos y los suspiros.
La vieja estrategia de control y manipulación de masas recogida entre otros por Naomi Klein en "La doctrina del Shock" se cumple al milímetro. Ruido, ruido y ruido para cambiar las cosas cuando el adversario está sometido a una friega de golpes sin receso.
La cadena de acción está perfectamente diseñada y nosotros somos sus propios eslabones. Sometidos a corriente continua engranamos, empalmando los días, sobre dientes de sierra recién afilados como jinetes desmayados sobre un caballo desbocado. Ya son muchos meses de tundas. La carne está suficientemente ablandada para meter a fondo el cuchillo sin que apenas respondan los suspiros. El dolor ni duele. El espasmo ni se avecina.
Nos inducen los cambios, nos marcan la senda pecuaria y acatamos solaces el camino.
¿Qué más veremos, qué aplaudiremos sin sonrojo?
David Gamella
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por tu tiempo!