miércoles, 18 de julio de 2012

¿Y si al destruir la Educación Pública nos estuvieran haciendo un favor?

En esta época de destrucciones masivas de la Educación Pública, aunque con otras motivaciones, quizá sea hacer un favor a la humanidad. 
Los modos de aprendizaje y las motivaciones del mismo han cambiado radicalmente porque nuestro entorno ha cambiado. Los alumnos, que sí viven inmersos en ese hábitat tecnológico (muchos de ellos es el único que han conocido), lo tienen claro y no paran de demandárnoslo en las clases. Sus desatenciones, su desidia, su laxitud con el esfuerzo radica en que el menú que nos obligan a servirles les importa nada porque no vale para nada. ¿cuántas horas de reuniones dedicadas a demolernos el cerumen para motivarles?
La realidad del estudio es otra diferente a la que las aulas abocan.
Insertos en la Tercera Ola que definió Toffler, la educación que dispongamos no tiene que remodelarse como una pared rota, tiene que tener otros sustentos, gozar de otros espacios más abiertos y ser de utilidad para las personas.
Quizá debamos aprovechar, quienes estamos en el surco de las aulas la fortuita oportunidad que los destructores de lo público, insisto, guiados por otras ansias, cegados por mezquindades y ebrios de amoralidad, pudieran estar ignorantemente disponiendo para abrir nuevas líneas de formación con otro concepto más útil, inteligente y acorde con los tiempos. 
Nuestros alumnos se volcarían de lleno.
Sería lo que las artes marciales hacen con la rabia del enemigo que te ataca: devolvérsela reconducida y con un pase de pecho.
Habrá que meditarlo y Toffler en esta pequeña compilación podría ayudar a ello.
DG

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