jueves, 25 de octubre de 2012

Chicho Sánchez Ferlosio. In memoriam

Mientras el cuerpo aguante (1982) es un documental de Fernando Trueba sobre la vida del cantautor y filósofo Chicho Sánchez Ferlosio. Un acercamiento a su modo de vida bohemio, con canciones y conversaciones, las vivencias de un creador vital, sincero y humano.



Nací en 1940. En el colegio nunca aprobé a la primera y repetí sexto curso. En 1960 me casé. En 1961 estuve preso por primera vez por una blasfemia que encima no fue verdad. En 1962 me enrolaron en un importante grupo de gente armada, cuyos jefes me obligaron a cruzar el estrecho, me llevaron al Sahara y me impusieron sus métodos y objetivos durante más de un año, hasta que por fin me licencié como mis compañeros con mi Cartilla Militar. 
En 1964 murió ahogado mi primer hijo: iba para cuatro años. En 1966 nació mi segundo hijo y murió mi padre, a causa sobre todo del tabaco; tengo el buen recuerdo de que se reconcilió con todos moviendo la cabeza cuando ya no podía hablar. En 1968 nació mi única hija. Acabábamos de volver mi mujer y yo del mayo francés, donde pienso que hubo menos imaginación de lo que se dijo después. En 1970 fuimos los cuatro a la India en furgoneta, cinco meses viajando: aún no comprendo cómo salvamos la piel, con la inconsciencia que llevábamos. En 1973 nos separamos Ana (mi mujer) y yo, por causa mía en un 90 por 100 (ignorancia, egocentrismo, incomprensión). 
En 1975 nació mi hijo Pablo, que sobre todo por errores y negligencias de al menos tres médicos quedó con parálisis cerebral: ahora lee, escribe y se desenvuelve bastante bien. En 1977 murió mi hija de resultas de una caída de caballo. 
He cultivado algo de matemáticas (teoría de números, topología), lingüística (fonética a través de las sílabas), canto y poesía; trabajando de corrector de imprenta, de estilo, traductor, redactor publicitario, conserje de hotel (nocturno), camarero; y he descubierto unos cuantos juegos matemático-visuales y magnéticos. He pertenecido al PCE, FLP y PCE (m-l): el mejor fue el segundo (que ya no existe) porque tenía en cuenta la naturaleza humana o, si lo prefieren, el estado de nervios que atravesamos, y no para utilizarlo pragmáticamente, sino para profundizar en él y modificarlo en lo necesario sin violentarlo. Me gustaría ser periodista (aunque por ahora me cuesta mucho escribir en prosa) o figurante de cualquier obra puramente de ficción, aunque me he divertido y aprendido mucho durante el rodaje de la película que motiva estas líneas. 
De la película ya hecha no quiero decir nada a quien no la haya visto aún, no por nada, sino porque cuando yo voy al cine no me gusta que me anticipen nada y creo que a muchos les ocurre lo mismo, pero intentaré contestar a las objeciones o comentarios que se hagan pues puse los cinco sentidos y no puedo decir que me forzaran en ninguna dirección, así que soy uno de los principales responsables del resultado. Tampoco voy a decir, si no gusta: claro, se hizo tan deprisa y con tan pocos medios ya que a todos los del equipo nos parecieron suficientes, y además, dentro de lo que cabe, se trajo de Francia a Bernard Orthion para el sonido, se rodó con dos cámaras todo el rato, hubo raíles, focos, variadores de velocidad, mariscos, etc., y venir toda esta agente con los coches y el material en el barco, más luego montar una cosa tan polimorfa e hincharla a treinta y cinco. Desde luego, me llevaré una sorpresa si ciertas partes de la película no convencen, pero desgraciadamente esas sorpresas existen, y bien lo saben mis huesos, que mi primer disco me parecía bastante aceptable y poco a poco fui viendo fallos hasta convencerme de que sólo se salvaban dos o tres canciones. 
Me tranquiliza el ver que no se puede comparar el ambiente pulcramente falseado y falsamente experto de la mayoría de las discográficas con el buen sentido, la claridad y la afición del equipo de Opera Films. Y otra cosa: todos los tratos fueron de palabra previamente al trabajo y, meses después, cuando hubo que hacer un contrato por cierto, este reflejaba exactamente lo que se había hablado. Esto, por desgracia, es muy poco frecuente en nuestros días. Por lo menos yo no estaba acostumbrado a ello; aunque comprendí desde el principio que iba a ser así. 
 Chicho Sánchez Ferlosio (8 de abril de 1940 - 1 de junio del 2003)


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