jueves, 21 de noviembre de 2013

El árbol de la EDUCACIÓN

El Árbol de la Educación

Agradecimiento el Árbol de la Educación
La tarea de educar exige tener bien dispuestas las huestes de la escucha, por ser una de las más eficientes aliadas docentes en los tiempos que corren. Ésta pauta fue sin duda la que sirvió de fuerza generatriz para el ProyectoÁrbol de la Educación desarrollado junto a los alumnos de 4º curso del Grado de EDUCACIÓN SOCIAL, dentro del ámbito de creación aplicada de la materia “ARTE E INCLUSIÓN SOCIAL”.
La asignatura en cuestión está diseñada para invitar a los alumnos a llegar al menos a la antesala de la experiencia estética y reconocer los incontables recursos que puede brindarles la expresión artística para el desarrollo de sus cometidos sociales.
Impartir esta enseñanza implica atender a dos condicionantes insoslayables: la falta de contacto básico con cualquier tipo de experiencia artística, es decir, se desconocen las potencialidades cohesivas, expresivas, emocionales y educativas que alberga la creación estética; y por otra parte el escaso tiempo para tratar de subsanar dicha cuestión. Esto lleva al planteamientos didácticos de choque y profundización “a marchas forzadas”.

La semilla

Tras comenzar centrando las clases en ejemplos plásticos significativos dentro del entorno social, fruto de cuya participación la inclusión se había visto favorecida, significada y visibilizada, el nivel de “desconexión” hacia tales causas y efectos se fue evidenciando paulatinamente. La lejanía teórica para quien desconoce la bases creativas del arte, de la expresión emocional plástica o sus procedimientos, certifica la lógica falta de “enganche”.
Un día alguien, en uno de los forzados debates de aula, comenta “por debajo” que lo más cercano que sentía a la exclusión era su experiencia como alumno del Grado de Educación Social. Aunque fue un comentario apenas audible para todos los presentes, sirvió como punto de apoyo para dar un giro en el rumbo de las propuestas didácticas planteadas para el cuatrimestre. Ya no era necesario centrarnos en aportar hipotéticas soluciones para los diferentes colectivos sociales en riesgo de exclusión social. Ahora el material de trabajo serían sus propias creencias, sus emociones y su necesidad de cambiarlas mediante la participación de acciones artísticas significativas, lógicas y adecuadas a su presente.
El mero hecho de recanalizar estas ideas y malestares por los caminos de la creación y los juegos simbólicos del arte, serviría para reconsiderar aquellas creencias y supuestos, para repensar otras opciones y comprobar cómo otro tipo de soluciones pondría de manifiesto que es posible desmontar las certezas impuestas por las experiencias pasadas.
Esto es lo que ha perseguido el Proyecto del Árbol de la Educación. Nace de la necesidad de los alumnos de cuarto de hacerse presentes al resto de alumnos del Centro con una propuesta que lleve a éstos a acercarse al ámbito inclusivo del trabajo social. El tema elegido fue el más cercano a su realidad diaria: La Educación y su futuro como profesionales del sector.
De todos es sabido el desplome de nuestros porcentajes en los baremos internacionales, la valoración social de la labor docente frente al criterio impuesto por la economía y manejado por la política, la hoja de ruta de recortes, el estancamiento procedimental de la didáctica obcecada en unas prácticas que fueron propias del siglo XIX (incluso con la participación de la más fogosa tecnología) o el increíble consentimiento generalizado hacia la exclusión de la creatividad, la expresión personal estética o las potencialidades del aprendizaje intuitivo y placentero dentro todos los espacios educativos actuales.

Preparando el terreno

Se buscaba por tanto poner de manifiesto una realidad social que nos compete a toda la Comunidad Educativa, hacerse visibles para el resto de integrantes de la misma como promotores de la idea y hacerlo mediante una herramienta simbólica y estética como es el arte.
Dada esta necesidad se propuso una acción conjunta (con la que hacer sentir “in situ” a los alumnos de cuarto la potencialidad movilizadora de la experiencia artística en el ámbito social) que nos agrupara ante las fuerzas sutiles de lo metafórico (esto es, sin la necesidad de recurrir a arengas, ni mítines, ni discursos altisonantes) en la que fuéramos capaces de hacer partícipe a mucha gente con una vía de expresión estética que además dejara constancia referencial (con una obra) de lo acontecido.
Para desarrollar el Proyecto se buscó un soporte adecuado para albergar la acción artística colectiva y se diseñaron los materiales, la difusión y la puesta en práctica de las ideas. Todo se hizo de manera consensuada y asamblearia. La elección del árbol situado frente a la cafetería obedeció a dos razones; la primera por su ubicación céntrica y de paso obligado para toda la comunidad educativa y la segunda por las simbologías que propicia trabajar con un elemento sin vida. Es esta idea uno de los puntos conceptuales fuertes del trabajo.
Con estas premisas proponemos entonces reanudar la vida del árbol muerto, anudando a su tronco cintas (repletas de color y recicladas de otro trabajo) que además llevan un mensaje inscrito (el acto de expresar deseos, de proponer prerrogativas nos conecta con una tradición ancestral) con el que se convierte el antes árbol en un totem lleno de símbolos (coronado además con una punta de lápicero -extraido de un resto talado del propio árbol- que refiere simbólicamente el contenido temático de dichos lemas) capaz de resignificar un espacio comunitario, dotarle de un nuevo sentido mediante la acción compartida de los alumnos creadores del proyecto y del resto del Centro.
El árbol de la EducaciónPara invitar a la participación se diseñaron carteles, se buscó un día propicio en lo climático, se preparó un cuento alegórico, se organizó un plan de difusión por las aulas y las redes sociales y se preparó una banda sonora musical para el día de la acción. Para hacer más efectiva la difusión del evento, además estas acciones, valoramos la posibilidad de hacerlo vía Whasapp, dado que todos los alumnos del Centro comparten aplicación, pero dada la complejidad de hacer un grupo global, se descartó. También pensamos en usar twitter y el mail del Centro, pero dada la premura del clima, pues el otoño amenazaba con días de lluvia, finalmente recurrimos al facebook del Centro y a pasar por las clases invitando a la participación. (enlace)

El árbol

El árbol de la Educación construcción
El escepticismo de los alumnos de Cuarto de Social se mantuvo prácticamente hasta momentos antes de la puesta en marcha de la obra. No fue hasta ver las primeras cintas sobre el tronco que creyeran en los efectos de lo que habían planteado. Los alumnos y profesores acudían en masa a la invitación del día 17 de Octubre, tomaban cintas, escribían y anudaban su deseo al tronco del árbol para dejar que los vientos certificaran la fuerza de sus ideas de forman permanente.
A modo de conclusión quiero hacer constar el cambio de perspectiva vivenciado por los protagonistas del evento. Las ideas preconcebidas en torno a su visibilidad dentro del Centro, las creencias asentadas sobre la base de un sentimiento de exclusión dentro del Centro y la inconsciencia hacia la fuerza motriz de la experiencia estética han pasado a un segundo plano.
Su temor inicial a no ser aceptado este Proyecto, la falta de confianza ante la reiterada sensación fallida de su trayectoria por el Centro, la incredulidad ante la posibilidad de saber hacer uso de las sutilezas de la creatividad aplicada, incrementó el efecto sorpresa ante lo que descubrían y por tanto lo significativo del aprendizaje esperado de esta actividad. Ver a Jose María Amigo (Director del CUCC) entusiasmado con la propuesta, ver participar a profesores y a compañeros de otras titulaciones les ha devuelto en buena medida la confianza y ha abierto el camino de la posibilidad para futuros proyectos. Los objetivos educativos se han cumplido, aunque siendo justos, debo decir que se han visto superados.
Ahora seguimos diseñando nuevas propuestas comunitarias.

David Gamella 

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