domingo, 16 de marzo de 2014

El hilo de Ariadna

De nuevo un escenario.
Unos músicos entre bamabalinas apurando los sorbos del nervio de última hora, intenso, vertiginoso, necesario.
Sobre las tablas varios instrumentos acallados, a la espera de la pauta sonora de una mano. Cables y micros, un contrabajo recostado a la sombra del piano, los arreos de percusión y un público deseando ser llevado a la patria estética de la belleza.

Con todo, Ariadna sale dispuesta a lanzarnos el cabo que ha estado devanando en rojo las últimas horas, pero más que para sacarnos del laberinto, para llevarnos a sus intimidades, allí donde la música sabe a camino de almendros.


Lleva meses en su isla newyorkina uniendo hilos jazzeados al cayado firme del flamenco, mientras la nieve obstinada ha decidido probar a borrar cualquier vestigio urbano. Horas recreando la alquimia del quejío y el swing del arpegio trenzados en su rueca de blancas y negras, donde la esencia de la música se torna sensibilidad extrema.

Ariadna escucha la vida y recolecta de sus sonoridades, las buenas. Se agacha a recoger las yemas frescas de un latido o da un salto mientras pasea para retener por las alas una idea melódica atractiva. Luego, ya en casa, juega con todo a ponerles otros trajes armónicos, a probar la urdimbre de los compases propios y los acordes apropiados, a redibujar a su manera el camino del arte y los sonidos.

Apenas acabando el primer verso pianizado, una ola de notas nos trajo a los pies el extremo del hilo. Al poco quedamos envueltos por otras notas hasta flotar sumergidos en un mismo elemento. Había conseguido llevarnos adentro, impregnarnos del duende del maestro Paco, de las luces en la sombra, de las cuentas sin horarios.
Horas después aun reverberan los ecos como una dulce banda sonora de este día; sin haber soltado su cabo, los misterios tejidos del laberinto de Ariadna, me llevan a los míos, a otras recreaciones, al mismo universo.

Juan Debel puso la voz y el baile Belén López al compás que marcaba "el Chispas", cajoneando por la contra de los bajos del gran "Negrón"; Ariadna Castellanos nos brindó como ya saben, la armonía y juntos un perfecto entramado de sensibilidad creativa y parajes esbozados, que para los tiempos que corren, son un lujo irrenunciable.

Gracias Ariadna por dejarme sentir desde la tapa trasera de tu piano, por traerte tantas notas cocinadas desde el otro lado del mundo.

DG

2 comentarios:

  1. Feliz Ariadna que inspira tan bellas palabras!!!!!! Bendito tú que sabes ponerles musicalidad sin notas musicales!!! No sé si adoro más lo que dices o cómo lo dicesBsmil...

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