Algunos festejábamos hace unos días los gestos incómodos que algunas personas de conciencia activada hicieron para apoyar el destape de alcantarillas llevado a cabo por los de wikileaks. Entre otras posturas buscaron un símbolo que les identificara (no hay batalla sin banderas y emblemas) tirando del imaginario del cómic y el cine, que es la cultura que hoy día se tiene más a mano. Como la cosa iba de revancha, la elección era fácil de anticipar. La máscara de V de Vendetta fue la elegida para unificar sus rostros y actitudes, lo que les confería a sus portadores ese misterio y fuerza burlesca del héroe vengador.
Parece que todo encajaba, que el impulso inicial encontraba ecos y respaldos en gentes dispares pero hastiadas de continuadas mentiras y manipulaciones de quienes nos gobiernan; eso es así hasta que llega a tus manos una de las famosas caretas. Por delante te seduce, te atrapa, ya que tiene una fuerza muy estudiada. Pero las cosas cambian cuando al hacer el intento de ponértela para jugar a ser un Anonymus más, te topas con el sello de la Warner Bross que es el estudio que financió la película. Y ahí vuelves a comprobar que no hay escapada, que ni tan siquiera en las insurrecciones, en las salidas de banco la mano invisible del mercado de consumo está ausente. ¿Cuánto habrán ingresado los hermanos Warner por la revolución antisistema de los Vendetta enmascarados?
¡¡Vaya con la jugada!!
David Gamella
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