viernes, 4 de marzo de 2011

Julio Anguita

O de cómo la gente inteligente acaba yéndose con sus verdades del tenado político para no acabar contaminado de mediocridad, inoperancia y estulticia.
Tres valiosos ejemplos de sapiencia implacable y contundente, aunque calmada y seria, que nos hace aun añorar más al sr. Anguita desde nuestro erial político.





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